sábado, 25 de octubre de 2008

Maverick Capitulo 1




Maverick es como les conte antes una precuela de lo que es mustang y una continuacion de Rayo de Luna, en ella quiero mostrar algunas ideas que se me han ocurrido en los ultimos meses asi que espero lo disfruten tanto como yo he disfrutado escribirlo.

Asi mismo no olviden visitar la nueva pagina de la suma inteligente asi como el blog y dejar comments sobre nuetsro trabajo

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Han pasado ya algunos años desde que Death Fussion apareció y desapareció repentinamente de la tierra, desde entonces el mundo como lo conocemos ha cambiado mucho, los avances tecnológicos han sido muchos, así como las consecuencias que estos han traído, tanto para bien como para mal.
Algunas cosas aparentemente no han cambiado, entre ellas la ambición de algunos en poder controlar a los demás, así como el afán de el ser humano en pelear unos contra otros, solo que ahora las guerras son muy distintas, nuevas razas han aparecido y se han hecho acreedoras a un lugar en este mundo, situación que no a muchos les pareció.
Como el hecho de que las maquinas desterradas o desechadas hayan formado una nación propia, la cual prospero increíblemente hasta crear una nueva potencia tanto tecnológica como económica en el mundo, y que los viejos rencores entre humanos a lo largo de tantos años hayan provocado lo que muchos consideraron la más grande y definitiva guerra de la humanidad, algunos la llamaron la 3ra Guerra Mundial, pero otros, dadas sus dimensiones y alcances destructivos la llamaron la Mega Guerra.
Esta guerra al inicio fue como todas, de intereses políticos y económicos, ideológicos y sociales, pero en algún momento las cosas se salieron de las manos de quienes pensaban las controlaban y el terror se apodero de todos, no solo los humanos si no de toda inteligencia que habitaba la tierra.
Las maquinas hicieron alianzas con quienes creyeron eran como ellas al principio del conflicto, es decir neutrales, pero aun entre ellas se decidieron bandos, quienes deseaban la paz, pensaron que lo mejor era alejarse lo más posible, ya fuera a las profundidades de los océanos y crear una utopía entre humanos y robots, o bien abordar un crucero y dejar atrás a aquellos que no compartían sus ideales de paz.
Entre los que quedaron, había tal rencor, que sus acciones los llevaron a prácticamente el exterminio, el apocalipsis como muchos lo llamaron, pues los agentes destructivos liberados fueron demasiado similares a los escritos en las sagradas escrituras.
Por algunos años, que parecieron eras para los habitantes el caos reino en el mundo, hubo anarquía, desorden y terror, centenares de familias huían de ser posible de los lugares en conflicto. Era común observar los gigantescos éxodos de aquellos que emigraban y vagabundeaban por la tierra en busca de un lugar seguro. Todos sabían que se acercaba el fin, pero nadie sabía las dimensiones de ese final, y una vez pasado este, si habría paz en el mundo, algunos pensaban que si, otros, simplemente después de todo lo vivido, perdían la fe.
Sebastián para entonces ya no era un niño, de hecho había dejado de serlo muchos años atrás, pero su aparente naturaleza evitaba ese envejecimiento propio de su edad y aun lucia más joven de lo que era. Su naturaleza alterada de nacimiento le estaba dando una longevidad mayor de lo que esperaba cualquier humano. La cual a veces en lugar de ser una bondad, le traía conflictos, pues había visto irse a sus seres queridos cuando él habría preferido mejor irse con ellos al olvido.
Pero debía seguir adelante, el lo sabía, pues sabia quien estaba realmente detrás de todo esto, y de ser posible debía detenerlo, aquella persona que desde antes de nacer le empezó a arrebatar todo, a su Padre, a quienes considero familia y al final a aquel que pudo realmente detenerlo.
Así fue como llego a Ruanda, sin nada más que una mochila y las ganas de encontrar a Maurice o alguien que le diera un nuevo indicio en su búsqueda, la ciudad de Kigali se encontraba en ruinas, había sido devastada a causa de la guerra entre humanos y las maquinas, ahora era un lugar desolado, en ruinas, cuando Sebastián llego era cerca recién había pasado el amanecer, pero los rastros de lo sucedido eran muy visibles, aun había muchos cuerpos tirados por las calles, así como pertrechos de los robots que en ella participaron, pero a pesar de ello Sebastián no estaba sorprendido, pues en los últimos años era una imagen común de ver en muchos lugares del mundo, pero había algo en la escena que no era común, y era ver las pisadas de los animales en la ciudad, lo cual lo sorprendió al examinar las pisadas y saber a qué se enfrentaba, debió tener mucha suerte en la noche mientras caminaba, y no encontrar también un animal contagiado de la peste, pero sabía que podría haberlo manejado, lo había hecho antes.
Conforme entraba mas y mas en la ciudad oía el ruido de el viento caliente abrazar las ruinas del lugar, de inmediato saco su rifle y se coloco sus lentes que además rastreaban el lugar haciendo un amplio escaneo, la imagen con ellos era nítida entre la polvorienta atmosfera que ahí se respiraba, el lugar se veía tranquilo, lúgubre, pero con una aparente paz.
El escaneo termino, y entrego sus lecturas, y eran lo que esperaba, estaba siendo vigilado por los nocturnos, sabía que estaban ahí desde que entro y no necesito un escaneo para saberlo, el hedor de esos seres era muy penetrante en el lugar, así que las bestias debían ya para ese momento tener sus ojos en el, esperando que anocheciera o pasase por una sombra muy amplia ya que los rayos del abrazante sol africano les quemaba la piel más rápido a esos seres que en otros lugares. Pero Sebastián continuaba su tarea, sabía que debía existir algún lugar que pudiera usar como refugio en la noche mientras estuviese en el lugar, así como encontrar entre tanta basura algún vehículo que pudiese usar. El segundo fue el más fácil de localizar, pues pronto encontró algo que le resulto excelente, un Hummer del ejercito aun en buenas condiciones, que no tardo mucho en poner a punto, el vehículo aun estaba muy bien armado, y en esas situaciones más armamento siempre es muy bien recibido, y reinicio su camino en busca de algún lugar propio en las afueras que le permitiera encontrar un refugio adecuado.
La búsqueda fue más efectiva de lo que espero, ya que curiosamente había entre lo que parecían los suburbios de el lugar varias casas acorde a sus necesidades, aparentemente los nocturnos no iban a esa zona, era obvio, ahí encontró varias residencias grandes que por las placas en las puertas debieron pertenecer a ministros o embajadores – Esos siempre son los primeros en correr en estas situaciones – pensó; pronto encontró una con todo lo necesario para refugiarse, la cerradura estaba intacta y la puerta era solida, no tardo en violar la seguridad de el lugar, y de adentrarse en su interior, conforme avanzaba habría cortinas para iluminar el lugar – de haber alguna alimaña la luz del sol la mostrara y será efectiva – pensó mientras la visión nocturna de sus lentes le mostraba el lugar y escaneaba en la penumbra. Pero el lugar estaba limpio.
Bien, según escuche aquí aun hay gente de Maurice trabajando en las cercanías, así que si todo sale bien lo hallare en los próximos días – eran sus pensamientos mientras preparaba algo para cenar con los enlatados que habían en el lugar – suerte que las guerras hoy en día no son de volar todo, si no solo de neutralizar, estas latas serán fáciles de descontaminar, no están dañadas – y así era, las latas de la alacena aun estaban intactas.
Su solitaria cena paso sin pena ni gloria, y la sintió más tranquila de lo que estaba habituado. Al terminar tomo su reproductor de música y subió a la azotea del lugar, busco el punto más conveniente y estuvo en guardia buena parte de la noche, por si algún nocturno seguía sus rastros, pero nada paso – esta zona definitivamente está muy lejos de su interés – pensó Sebastián mientras después de muchos días observaba las estrellas y se tranquilizaba, recordando por instantes cuando dijo adiós por última vez a su madre, y como Iván lo protegió de Maurice cuando fue raptado por Krystal, así como la muerte de esta a manos de Maurice, recuerdos que estaban muy grabados en su memoria y que difícilmente podría olvidar.
Pero de todos a quien más extrañaba era a su madre, aquella mujer que siempre lo amo, y busco siempre su bienestar y que sabía lo observaba desde donde quiera que ella estuviese.
De pronto un rugido en la lejanía lo saco de sus pensamientos, lo que hizo que de inmediato escudriñara el lugar en busca de aquel horror que se oía en la noche, y saber si las malas noticias estaban cerca, pero no encontró nada, de nuevo ese rugido que más que de un nocturno, sonaba como una bestia siendo atacada por los nocturnos. Después de unos minutos todo fue silencio de nuevo.
Al día siguiente y realizar una nueva exploración por la zona sintió curiosidad por revisar el área por el que se oyeron la noche anterior aquellos sonidos que lo pusieron alerta.
Pronto encontró el lugar, y vio lo que quedaba de la escena, algunas huellas, pisadas y sangre por todos lados, así como miembros de los que fueron las presas, al parecer atacaron a una manada de leones que estaban confiados en la ciudad o bien no alcanzaron a regresar a tiempo a las praderas. Había también huellas de antílopes o gacelas probablemente. También pisadas de los nocturnos. – Debió ser una gran pelea entre carniceros – pensó Sebastián mientras examinaba lo sucedido la noche anterior en ese lugar. Pero entre las huellas había un patrón que no correspondía a lo normal, de entre los felinos había una serie de huellas ensangrentadas que se alejaban del lugar; la curiosidad pudo más y empezó a seguirlas.
Más adelante encontró al propietario de las huellas, un león adulto, muy herido, que aparentemente logro escapar de la escaramuza, pero no sin llevarse varias heridas, los nocturnos no debieron verlo entre el festín que se dieron con las gacelas y demás felinos, este debió tener suerte de escapar.
El león, aun herido vio llegar a Sebastián, sabía que se encontraba indefenso, por lo que el gran gato lanzo un rugido de advertencia, pero Sebastián sabía que era más para impresionar que otra cosa ese rugido, por lo que no hizo más por acercarse y opto por dejarlo en ese lugar.
Continúo sus tareas y regreso a la casa que estaba habitando, pronto cayó la noche, pero Sebastián ya tenía todas sus alertas de seguridad y defensas instaladas, pero aun así subió en la noche de nuevo a la azotea a vigilar hasta estar muy seguro de las costumbres de los nocturnos de la zona. De nuevo reviso el lugar, y vio que tenían la costumbre de explorar no muy lejos del centro de la ciudad ésta vez, al tener una referencia puedo explorar y observar mejor, encontró como estos se separaban en varios grupos, buscando nuevas presas.
Uno de esos grupos se dirigió a donde había sido la masacre de la noche anterior, y sabia que ahora si hallaban el rastro de el león no tardarían en hallarle, lo que le lleno de tristeza y recordó como el león aun herido valientemente trataba de intimidar al enemigo, y de ser posible con las pocas fuerzas que le restasen pelear hasta morir, lo cual no sería de mucha ayuda.
Algo al recordar esa escena lo conmovió hasta el alma, así que rápido escaneo la zona y vio que podría salir sin peligros hasta donde se hallaba el felino
– Si me muevo rápido tal vez logre salvar a esa criatura antes de que ellos lo encuentren—subió a su nuevo vehículo y se lanzo tan rápido como pudo en busca de la víctima.
Llego rápido al lugar, y encontró al felino dormido, probablemente desmayado, el escaneo le reporto que aun tenía signos vitales, pero muy débiles.
– Pobre infeliz, la debilidad lo desmayo – pensó, así que como pudo lo alcanzo a subir a la parte trasera de la camioneta, y muy a tiempo pues los cazadores pronto llegaron al lugar, así que prendiendo las luces ultravioletas del vehículo, logro abrirse paso y se alejo de el lugar dirigiéndose a las afueras de manera que no pudiesen seguirlo y estar fuera hasta el amanecer – Solo espero que este gato no despierte si no hasta que sea oportuno.
A la mañana siguiente se dirigió a su refugio, donde le dio los primero auxilios al felino, pero el gato estaba tan débil que aparentemente había sido una acción sin resultados, pues el animal no se alimentaba. Daba la impresión que buscaba morir. Le realizo algunos exámenes y estos indicaban que así como Sebastián, el felino era de alguna manera inmune a ser contagiado por los nocturnos, así que no había amenaza de que el animal después se convirtiera en uno.
Los días transcurrieron, pero no había señales de ningún tipo de actividad en la zona por parte de Maurice o de su gente, estaba seguro que en esos lugares había un yacimiento muy grande de Sporeum y le sería muy necesario para sus planes, que Maurice debía estar buscándolo, pero por más que Sebastián buscaba no encontraba nada. Nada que indicara que había alguien trabajando en el lugar o alguna señal de nada, así que pensó que debía intentar buscar más a fondo en la ciudad, pero implicaba que debía internarse en las colmenas para investigar algo que estuviese pasando por alto. Sabía que Maurice a veces hacia las cosas para que no buscasen en los lugares más ilógicos, y se encantaba de estar seguro donde más peligro había.
El problema era entrar a las colmenas, investigar y salir de ahí completo, aun con sus habilidades y entrenamiento no olvidaba que eso era demasiado riesgoso y que debía pensar muy bien las cosas. Debía ir de día y buscar la manera de entrar estudiar el lugar y así ver las posibilidades, pero había otra cuestión más, de estar en lo correcto, como entrar sin ser visto por los sistemas de seguridad. Definitivamente muy al estilo de Maurice, estaba lo que fuera que hiciera muy bien protegido, eso si su idea era correcta.
Necesitaba pensar más las cosas, fue a lo que una vez debió ser el amplio garaje de la casa en la que hoy vivía y vio al león igual, tumbado en el mismo lugar, la comida apenas y la habría tocado un par de veces desde que se la dio, se quedo observándolo por un largo rato, el enorme gato hizo lo mismo, cada que Sebastián se acercaba. Movía las orejas en su dirección como si fuesen antenas parabólicas, y volteaba la mirada a ver a el joven, así pasaron horas, observándose, viéndose a los ojos uno al otro, pero en esta ocasión no fue como las veces anteriores, el león ya no parecía verlo con desconfianza, si no que su mirada era más triste, perdida y sin brillo que cuando se vieron por primera vez desde que el gato despertó en ese lugar, después de estar horas observándose, Sebastián abrió la puerta y entro al lugar, el felino, lo vio, se sobresalto un poco, pero las heridas aun lo mermaban, así que volvió a echarse en el suelo, Sebastián se acerco mas y toco al enorme animal, hablándole con suavidad para no sobresaltarlo, ya estaba el gato habituado a la presencia y visitas de el joven, y aun cuando se acerco, no hizo más que ser indiferente, ya cerca, le toco la melena al gato, le hablo tratando de familiarizarse con él y el gato con su voz.
– Me imagino cómo te sientes – le dijo al felino – el estar aquí, sentirte solo y que todo lo que tenias te fuese arrebatado, y desear mejor morir, pero eres una criatura increíble, deberías ya de saberlo, sobreviviste tu solo a esos animales salvajes, y vaya que debían serlo, mira que el atreverse a atacar a ti y a los tuyos si es una afrenta, y no dudo que por tu mente pase la venganza, atacaron tu clan, y a ti apenas te dejaron vivo, o bien apenas lograste escapar con vida. Créeme amigo, lo mejor que puedes hacer es atacar este problema de raíz. Tu y yo no somos tan diferentes, puesto que ambos estamos atravesando por la misma situación, solo que yo voy ya unos pasos delante de ti, y desde hace mucho no hablo con nadie lo que por ejemplo hablo esta tarde contigo, son sentimientos con los que crecí los últimos años y que no hablaba con nadie. Y que al verte la otra tarde cuando te encontré la primera vez las recordé. No creo que tenga caso contártelas, pero si te puedo decir que de ti depende lo que hagas después, que vale la pena vivir y recuperar algo de lo que te arrebataron, y en este caso amigo, es tu fuerza, valor y fiereza. Pero eso depende solo de ti amigo.
Dicho esto, se levanto y dejo al gato solo, este enderezo por un momento la mirada, vio al joven salir de la habitación y de nuevo agacho la cabeza con su triste mirada.
Sebastián se dirigió de nuevo a la sala, saco de su maleta una portátil que alguna vez fuera de su amigo Vincent, pues estaba está grabada con sus iníciales en una de las cubiertas, abrió un programa en el que vía satélite podía examinar la ciudad con uno de los satélites que Black Velvert alguna vez lanzo al espacio para vigilancia de Maurice y que aun al menos a Sebastián el eran de utilidad.
Analizo el terreno por horas hasta el anochecer, pero sin lograr conseguir un solo resultado. Su decepción era obvia, pero tampoco era la primera, había estado desde hacia más de un año siguiendo pistas falsas, llevándolo siempre a callejones sin salida o a encontrar indicios que solo lo llevaban a otros indicios, pero nada concreto.
Vio como los nocturnos salían a buscar su alimento entre la penumbra, así que aprovecho para observarlos mejor y así observar sus hábitos. Nada fuera de lo normal para él.
Así estuvo por horas observando cómo cazaban en el centro de la ciudad, o cerca de la sabana al exterior norte, pero no se acercaban a los suburbios. Así estuvo hasta que el agotamiento fue mayor y cayo dormido.


CONTINUARA…

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